“Cuando la narrativa suplanta la justicia: Parra Bonilla, el gobernador y el mensaje a las víctimas”

✍ Columna | Territorio Abierto

Por Dra. Haideé Franco Moreno

7/16/20252 min read

En derechos humanos, los símbolos importan. Pero cuando los símbolos se utilizan para encubrir omisiones, silencios y simulaciones, dejan de ser gestos institucionales y se convierten en mecanismos de poder.

Eso es exactamente lo que ha hecho Ana Karen Parra Bonilla —actual presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo (CDHEH)— al usar la página oficial del organismo como vitrina personal, no para rendir cuentas ante la sociedad, sino para proyectar una imagen de respaldo político inquebrantable.

La publicación del pasado 11 de julio de 2025, donde aparece sonriente junto al gobernador Julio Menchaca y en actitud de camaradería con el secretario de Gobierno Guillermo Olivares Reyna, no es inocente. Se trata de una maniobra comunicativa clara: usar los recursos institucionales para enviar un mensaje directo a quienes la hemos denunciado, para hacer parecer que todo está bajo control… incluso cuando las víctimas seguimos esperando justicia.

Esa fotografía no es solo una postal de protocolo. Es una puesta en escena cuidadosamente calculada para decirnos que ella sigue ahí, bien rodeada, bien blindada, y bien respaldada. ¿Y nosotros? Silenciados, desplazados de la narrativa oficial, empujados a los márgenes de la verdad institucional.

¿Dónde están en esa narrativa los expedientes ignorados? ¿Dónde está el caso de mi hijo —asilado político en EE.UU., víctima de violencia familiar—, a quien la Comisión dejó en total indefensión? ¿Dónde están las madres que han tocado la puerta de la CDHEH una y otra vez, solo para ser revictimizadas?

No están. Porque esa narrativa no fue diseñada para ellas, sino contra ellas.

Lo digo con claridad: el gobernador Julio Menchaca debería saber que prestarse a esa estrategia visual no lo fortalece. Lo compromete. Porque quien aparece cómodo junto a quien ha traicionado los principios de la defensa de derechos humanos, también está enviando un mensaje: el de la indiferencia, el del acomodo, el de la complicidad institucional.

A usted, gobernador, le pregunto con respeto y firmeza: ¿de verdad cree que esa imagen le hace bien a su gobierno? ¿Está dispuesto a asumir como propia la narrativa que intenta consolidar Parra Bonilla, incluso cuando muchas voces —legítimas, documentadas, con pruebas— han cuestionado su actuar?

A nosotras, las que hemos alzado la voz, no nos silenciará una foto, ni un evento, ni una presea. Seguimos mirando, documentando y denunciando. Porque no se defiende la dignidad con discursos de aniversario, sino con decisiones éticas.